Soy
redactor publicitario, es un lunes cualquiera y encima de mi escritorio
empiezan a amontonarse los sobres de las órdenes de trabajo, que contienen el
material informativo necesario para cada encargo por hace …
Es
una verdadera avalancha, típica de un lunes, antes de media mañana y me doy
cuenta que me espera mucho por leer y por escribir, sobre diversos temas, para
comerciales de radio o televisión, para avisos de periódico, alguna campaña
completa … Y eso es solamente el principio, porque con el paso de los días, el
número de órdenes irá aumentando y tendré que trabajar lo más rápido que pueda,
para cumplir con las fechas marcadas. Es bueno estar en una agencia que tiene
éxito, pero …
Esto
no es ficción y seguramente les sucede a muchos: gran cantidad de cosas por
hacer, variedad de temas y poco tiempo … Suele ser la vida de trabajo, “rutinaria”, de un redactor …
El
asunto es no atolondrarse y abordar cada caso, uno por uno, enterándose bien de
lo que trata, de la información que se adjunta, leyéndola y marcando aquello
que es necesario profundizar; hay que preguntar al cliente, hacerlo directamente
o por medio del ejecutivo de cuentas …
Lo
mejor es elegir luego lo que parezca más sencillo e ir avanzando en complejidad;
recomendable, dejar el material para el comercial o los comerciales de la tele,
porque un guion siempre es algo complejo de construir …
Leer,
informarse, escribir, cambiar de temas, de formato del medio … Parece eso, una
avalancha, que nos cae encima, pero de la que se espera –y debemos- salir
indemnes y triunfantes.
Aunque
parezca que exagero, reto a cualquier redactor de agencia a que me desmienta y
diga que “agrando” las cosas, para “victimizarme” …
Imagen: https://es.dreamstime.com