No es
porque las frases “estén contentas”, sino que se trata de frases acertadas, que
tuvieron el éxito de ser repetidas y recordadas … “¿Ahora qué te tomas tú? Lo
de siempre, ¡té Sabú!”, “Tarde o tempano su radio será un Philips”, “El casado
casa quiere y muebles Costa prefiere”, “Mejor mejora Mejoral” ….
Así
podría seguir citando esas frases recordables, felices, de un tiempo en el que
la publicidad “andaba en boca de todos” y no era solamente un instrumento de
ventas …
Tal
vez sea que todo en la memoria se suele ver mejor, porque se “adornan” los
recuerdos y se los hace gratos de esta manera, pero creo que el cambio que
viene sufriendo la publicidad desde hace bastante tiempo, no es un cambio que
aproveche, sino uno que la disminuye …
Percibo
–y de pronto me equivoco- que se la ha despojado de la “magia” que tenía, para
hacerla simple, rápida y no sé si efectiva. Las viejas frases felices,
recordables y célebres, son ahora eso: viejas frases; frases que parecen no
tener cabida en un mundo lleno de apremio, de urgencias, de cifras y palabras
“vendedoras” como “oferta exclusiva” o “gratis a los primeros 10” …
Debe
ser porque yo hace años dejé de buscar –como antes- la frase que “calzara” con
el producto o la marca, pero no noto en lo que veo, esfuerzo por “llegar”, por
producir esa “frase-gancho”, boba tal vez, pero recordable y decidora …
La
publicidad parece haber cambiado y francamente, lo actual no me entusiasma,
porque siento que la velocidad está “matando” al paisaje, como cuando uno va en
un auto a toda velocidad y lo que ve por la ventanilla no es un campo con
árboles, bajo el cielo azul, sino imágenes borrosas que se suceden y desaparecen,
sin tener sentido …
Sí,
soy un viejo redactor publicitario, de los “de antes”, cuando la publicidad era
apasionante …
Imagen: https://www.cerebriti.com