lunes, 30 de mayo de 2022

Curiosidad


 

La “curiosidad”, es definida a veces como “rareza” y es porque llama la atención. Algo “curioso” puede ser un dato o un hecho que debería lograr que se averigüe más acerca de él…

 

Y aquí quiero tratar de la “curiosidad”, como esa facultad del ser humano y de muchos animales, que consiste en tratar de saber más sobre algo que, de alguna manera, llama su atención…

 

Un animal “curioso” por excelencia, es el gato. Sí, el mismo que “curiosea” dentro de cuanta bolsa o caja encuentre en su camino, logrando recordarnos esa frase característica: “La curiosidad mató al gato”. El ser humano ha ido avanzando en la Historia gracias a la curiosidad. Curiosidad por saber de todo, desde el por qué las estrellas brillan en la noche, hasta de dónde viene la costumbre, básicamente hispánica, de usar dos apellidos. En el medio y a los costados, arriba y abajo hay miles y miles de preguntas sobre los temas más variados y la curiosidad es algo importantísimo para quien quiera trabajar en creatividad publicitaria, ya que tiene el deber de saber acerca de lo que está informando –porque es informar de una manera atractiva lo que hace- y esto se consigue gracias a la curiosidad. La pregunta “¿Por qué?”, es vital, importantísima, crucial…

 

Ser curioso nos permite conocer y serlo acerca de lo que acabamos de conocer, es una cadena, que yo llamaría virtuosa, y que ampliará nuestro saber y permitirá que cada vez, comuniquemos más eficientemente. Por esta razón soy un convencido que la curiosidad natural de un niño, hay que estimularla y dar respuesta cierta a sus preguntas, aunque muchas veces sus repetidos “¿Y por qué, ah…?” nos saquen de quicio. Pensemos que es su manera de saber, de conocer algo que llama su atención, y si no conocemos la respuesta, un “¡Ya cállate!” no es sino una demostración de “incultura” propia y falta de paciencia. Esa pregunta cuya respuesta ignoramos, debe hacer que NOSOTROS averigüemos y así hagamos crecer nuestro conocimiento…

 

¿Y qué era lo que quería saber el gato…?

 

Seamos curiosos. No nos quedemos con la duda. Nadie puede crear nada, acerca de aquello que desconoce.

 

 

Imagen: https://www.freepik.es

martes, 24 de mayo de 2022

DISPARAR

 

La publicidad me enseñó a “disparar” y a hacerlo correctamente, para dar en el blanco la mayor cantidad de veces. Es cierto que también fallé, pero por lo que recuerdo, sucedió al principio y luego fui adquiriendo práctica, porque “disparaba” a diario, varias veces y con la repetición y el tiempo, afiné mi “pulso” y me convertí no en un maestro, perdonen la inmodestia, sino en un verdadero “experto” …

 


Mis armas no fueron ni arco y flecha, tampoco pistola, fusil, jabalina o lanza, sino la máquina de escribir y mis balas o proyectiles fueron las palabras, y la publicidad me enseñó a usar con destreza, eso que todos utilizamos para comunicar. Sí, aprendí a hacer “diana” muchas veces seguidas y en esto de aprender, tuve grandes maestros y de algunos leí sus libros, mientras que, de otros, a los que tuve cerca, tengo –lo digo una vez más- que agradecer su paciencia para ver lo que escribía y corregirme incesantemente…

 

Aprendí a ahorrar balas, a no “disparar” a tontas y a locas, sino a tomarme el tiempo necesario y aguzar la vista para hacer “blanco en uno”. Es decir, traté de que cada “disparo” fuera un blanco perfecto… Tuve (y tengo) siempre en cuenta el valor de cada palabra, de cada “bala”, porque la economía en asuntos de “munición” es realmente importante en publicidad. Decir lo máximo con lo mínimo es la consigna y que lo obtenido –repito- dé en el blanco, es decir que sea atractivo, absolutamente inteligible, informativo y convincente …

 

Parece sencillo, pero requiere entrenamiento y voluntad. Entrenamiento, porque hay que “disparar” muchas veces y voluntad, porque a pesar de las fallas y equivocaciones, hay que seguir tratando.

 

Ahora, cuando miro en retrospectiva las “campañas” en que participé y lo que se convirtió, de nerviosismo inicial en un disfrutar permanente y alegre (casi una sana “adicción”), pienso que soy muy afortunado, porque aprendí a hacer algo que me gustó y me sigue gustando, más de cincuenta años después, porque aunque ya no tenga “obligaciones profesionales”, me entretengo en plantear cómo haría yo, determinada pieza publicitaria y sí, convengo en que yo, no lo haría mejor…

 

Imagen: https://www.pinterest.com.mx

miércoles, 18 de mayo de 2022

SOÑAR, IMAGINAR… ¿CREAR?


 

Uno sueña, deja volar la imaginación, que como decía santa Teresa de Jesús, es “la loca de la casa” y muchas veces se pierde, viaja lejos, llega a lugares y “vive” situaciones que son… ¡Inimaginables!

 

Soñar, imaginar, pero ¿sería correcto decir “crear”?

Siempre he sabido que la creación es un acto de la voluntad, que involucra a la imaginación y a los sueños, producto de esa maravillosa “máquina” que es nuestro cerebro, a la cual le hacemos tan poco caso y utilizamos “sin pensarlo”; funciona nomás y nos hacer ser lo que somos y permite en nosotros todo eso que se llama vida. Regula “automáticamente” las células, el torrente sanguíneo, la digestión y todas esas “minucias” que componen el cuerpo humano y permite que nos relacionemos, porque ve, oye, huele, toca y habla, pero por sobre todo… ¡piensa!

 

Y esa maravillosa “máquina” que nos permite PENSAR, es la que nos hacer SER. Sí, somos el cuerpo humano, pero sin el cerebro y sus complejidades infinitas, no somos SERES HUMANOS.

 

Definitivamente, estas son disquisiciones y temas que tienen profundidad, que son producto del cerebro y casi nunca –o muy pocas veces- reparamos en ellas …

 

Y se preguntarán ¿por qué este loco escribe sobre tales cosas, en un lugar donde se supone que se trata de comunicación y de publicidad…? Es que la creación, que como ya dije involucra a los sueños, a la imaginación y es un ACTO DE VOLUNTAD, es precisamente la base de la comunicación publicitaria (además de ser la raíz del arte, entendido como literatura, pintura, arquitectura, etc), la que no existiría sin la creación. Y les cuento, que me siento muy orgulloso de ser un creador publicitario (“creativo”, le dicen) dedicado a soñar, imaginar y a eso, a crear o producir ideas con el fin específico de comunicarlas a públicos disímiles y numerosos… Me parece maravilloso (como eso a lo que yo llamo “máquina de pensar”, que es el cerebro) poder hacerlo y haberlo hecho casi todos los días durante más de cincuenta años.

 

Si me preguntaran, diría que sí, soy un soñador imaginativo, que crea para eso llamado publicidad…

 

Imagen: manolo pensando

martes, 10 de mayo de 2022

¡Eureka!

 

Cuántas veces no se habrá dicho “¡eureka!”, alborozado internamente, el creativo publicitario, después de estarle dando vueltas a un problema, al pensar que ha llegado a la solución, aunque no haya usado precisamente esa palabra …

 


Eureka es una interjección griega que significa: “Lo he descubierto” y que se atribuye al matemático griego Arquímedes de Siracusa; es lo que exclamaríamos, de pronto, ante una “visión” o “epifanía” …

 

La vida profesional del creativo publicitario está llena de “eurekas”, de epifanías, de esas satisfacciones íntimas que entusiasman cuando, después de mucho, se encuentra lo que parece un resultado positivo, que sin embargo no suele –ni debe- quedar ahí, sino que hay que verificarlo, asegurarse de que no se haya visto algo antes igual o muy parecido y… ¡seguir buscando!, hasta cerciorarse.

 

Repito lo que siempre he dicho, y es que el trabajo de un creativo no suele detenerse nunca, pues siempre se está pensando, verificando, consultando, volviendo a pensar, “atando cabos” y uniendo las piezas de lo que, en apariencia, es un rompecabezas, que se va armando pacientemente y esto, repetido mil y una veces, empezando de nuevo, alegrándose por creer haber encontrado lo buscado, dudando, volviendo a verificar y así …

 

 

Puede parecer que es exagerado esto que digo, pero pregúntenle a cualquier creativo publicitario si un “¡eureka!” suyo no es producto de trabajo largo, de “estrujarse el cerebro”; que necesita de paciencia, constancia de llevar como lema un “dudo luego existo” …

 

 

Imagen: https://es.dreamstime.com

 

lunes, 2 de mayo de 2022

HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

 


El título es un refrán archiconocido y muy usado, que dice que hay que “hablar” –léase “dialogar”-, porque cuando se hace una perorata individual, si alguien la escucha, no implica necesariamente una respuesta …

 

Quien escribe para publicidad, emite comunicaciones que son recibidas por un público determinado y la respuesta de este, no es precisamente un diálogo con el comunicador (a no ser que alguien del público comente en alguna red social como Twitter y establezca uno con el comunicador, o en el peor de los casos lo insulte, lo que no implica por cierto diálogo alguno), sino que puede observarse por medio del éxito del producto o servicio publicitado (algo así como los “likes” que se dan en ciertas redes sociales) y que equivaldría a una respuesta positiva del público, pero que tampoco se prolonga más allá de las recompras si lo publicitado tiene éxito …

 

Es que, en el fondo, lo que hace quien escribe publicidad es hablar, sí, para que “la gente” lo entienda, sí, y lo hará con el conocimiento que tiene o ha adquirido acerca de las características de esa “gente” o público objetivo; sin embargo, es un “hablar” solitario, confiando en que lo que diga, será bien recibido, atrayendo y produciendo reacciones positivas …

 

Es verdad que hablando se entiende la gente, pero tiene que escuchar ese hablar y establecer un diálogo para entenderse y es que “entiende”, no significará que se esté de acuerdo con todo; recordemos si no, aquél “conversar no es pactar”, célebre frase del político peruano Ramiro Prialé.

 

Esto es muy importante, ya que supone “optar”, “escoger” y allí está el quid del asunto. Lo comunicado debe ser convincente de manera tal, que signifique la aceptación de algo y francamente, eso no sucederá si no conocemos las características de aquellos a quienes nos dirigimos.

 

Todo comunicador, sea publicitario o no, lo sabe. O debería saberlo…

 

 

Imagen: www.facebook.com


“ERAN LOS DÍAS DE UN LINDO ARCO IRIS…”

 

En el tiempo de la antigua Roma, los que pasaban por ciertos lugares estratégicos, podían ver unas “tablas de avisos”, que no eran otra cosa que espacios donde se mezclaban los anuncios políticos, los edictos, mensajes generales y por supuesto, comunicación publicitaria …

 

Comunicarse ha sido una necesidad del ser humano desde siempre, pero volvamos a las “tablas de avisos” de la Roma antigua, donde figuraban comunicados oficiales, ofertas de mercadería, anuncios importantes, mensajes (no tan) privados, por supuesto, avisos publicitarios y mucho más, todo lo que parece haber sido un antepasado de los diarios, de los medios “masivos” de comunicación y de las redes sociales …

 

Redes sociales que hoy presentan para la publicidad un verdadero desafío, porque un aviso es como alguien que, en medio de un mar agitado, lucha por sacar la cabeza del agua, no ahogarse, atraer la atención y ser notado … Es en ese maremágnum proceloso de aguas encrespadas y violentas que se encuentra el aviso publicitario, librado a su suerte, intentando que lo vean y “haciendo adiositos”, para finalmente convencer a quienes se hayan fijado en él. Compite con otros avisos, con noticias interesantes y de las otras, con “fakes”, con cháchara insustancial, con mensajes (no tan) privados, con una miríada de comunicaciones de todo tipo que pugna por destacar, usando mil argucias entre titulares e imágenes …

 

¡Menuda tarea la que debe, hoy, enfrentar un publicitario, dentro de lo que ayer guardó un cierto orden y ahora es un desbarajuste, un “todos contra todos” donde pareciera que, en cuestión de reglas, vale todo …!

 

Ha cambiado todo, absolutamente todo: Hay menos tiempo, más velocidad, casi no se lee, se “mira” de reojo y el interés se diluye inmediatamente, en medio de los saltos de uno a otro lado … Solamente hay algo que permanece y no cambia, aunque sucede más rápido: el CAMBIO. Bueno, también parece estar la necesidad de comunicarse que tiene el ser humano, pero esto a nadie parece importarle … A los seres humanos, digo.

 

Imagen:  https://colorear.gratis

 

 

*Parte de la canción italiana “Los días del arco iris” – “Le giorni dell’arcobaleno”, que cantaba Nicola Di Bari.