viernes, 30 de julio de 2021

NAPALM

 



Para quienes no sepan lo que es el “napalm”, aquí está la explicación, según Google: “El napalm o gasolina gelatinosa produce una combustión más duradera que la de la gasolina simple. El napalm es un líquido inflamable usado en la guerra. Se pega a la piel y causa severas quemaduras cuando se incendia.”; esta, un arma tremenda, fue muy usada por los norteamericanos en la guerra contra Vietnam (que no pudieron ganar...).

Hecha esta precisión con respecto al título, diré que “yo comí napalm” … Es decir que cuando comí lo que comí, sentí que lo había hecho, porque NUNCA algo me había producido un ¿cómo decirlo…?, ardor, picor, sensación de fuego en la boca, lagrimeo y desesperación ...

Dirán que esto nada tiene que ver con la publicidad, pero es un buen ejemplo que demuestra la manera en que se entrelazan las cosas: Remontémonos a un montón de años atrás, cuando yo trabajaba por mi cuenta como creativo freelance de publicidad y tenía como cliente a la empresa japonesa de artefactos “National-Panasonic” y a uno de los mayores distribuidores de la marca de vehículos “Toyota” …

El gerente de este cliente me invitó a almorzar, por supuesto, comida japonesa. Era “mi primera vez”, porque del chifa, o restaurantes de comida china, era un comensal asiduo, pero lo la “manduca” japonesa, era un misterio para mí… ¡Un verdadero misterio oriental!

 

Fuimos pus, a un ya famoso restaurante japonés, que quedaba en la avenida Canadá… Como debe ser (lo entendí después”, nos sentamos ante la barra, que tenía un par de sitios vacíos y mi amigo saludó familiarmente al japonés, que era uno de los tres detrás de la barra, y pidió… Yo diré que para mí era chino, pero en realidad era japonés y tampoco entendía ni michi…

 

Nos pusimos a conversar, mientras nos servían y Toshiro Konishi (“Toshi”), que nos estaba atendiendo, puso lo que era “sushi”, o “rolls”, en lo que explicó (para mí, que era lego, evidentemente, y seguro tenía cara de serlo) era una variedad; tres “tablitas”, con rollitos perfectamente alineados, en lo que me pareció una gran cantidad… Al lado, puso dos platitos para cada uno: algo verde, con pinta de palta, y otro con un líquido oscuro, que era evidentemente sillau, esa salsa imprescindible en la comida china (que, mira tú, también usaban los japoneses). Distraídos con la conversa, “Toshi” me dice: “Pon “gari” (lo verde, señaló) en sillau y moja ahí sushi…”. Hice lo que me indicaba y seguimos conversando, cuando –lo recalco- distraído, mojé uno de los rollos en el líquido del platito, sin mirar, y me lo llevé a la boca…: ¡Ahí ardió Troya!

 

Fue una sensación indescriptible, tremenda, ¡supercalifragilísticaespialidosa…!  ”¡Agua  ¡Agua …!”, atiné a pensar…

 

 

Cuál sería mi cara, que “Toshi” se rió y me dijo: “¿Mucho picante…?”, meneando la cabeza. Lloroso, miré el platito de sillau donde había puesto TODO el “gari” verde y el color marrón oscuro, casi negro del sillau, era ahora un líquido de color crema… ¡Como sería de fuerte el mentado “gari”, que había hecho reaccionar al sillau, que cambió de color…

 

 

Fue “mi primera vez”, mi estreno con la comida japonesa, que después se convirtió en una de mis favoritas, tanto, que tuve años más tarde, como cliente, en “Abril Publicidad”, un restaurante japonés, en San Isidro, el “Sushi Ito”, donde iba de lunes a viernes, al terminar mi jornada de trabajo, por las noches, a tomarme unos whiskies, a conversar con el “itamae” Sergio, con Celso, el dueño, si es que estaba, y a disfrutar del “sushi” y el “sashimi”, que hasta ahora me siguen pareciendo insuperables…

 

¿Tiene esto algo que ver con la publicidad…? Bueno, Japón ha sido una curiosa constante en mi vida profesional… Primero, tuve como cliente a “National”, luego a una empresa de electricidad de propietarios japoneses, después al “Sushi Ito” y más tarde a “Toyota” misma, para el rubro de automóviles usados/repuestos… Aprendí muchísimo, porque desde que empecé con “National-Panasonic”, me encontré con una cultura distinta, con códigos propios, bastante diferentes a lo que estaba acostumbrado como occidental… Permítanme decir que me fascinó y me “empapé” todo lo que pude, leyendo, conversando con mis clientes y hubiera querido viajar al Japón, pero nunca tuve la oportunidad de hacerlo…

 

La historia es muy larga, pero empezó con lo que yo defino como “el sabor del napalm” y es una muestra de que quien trabaja en publicidad, debe estar preparado absolutamente para todo…

 

¿Vieron que hay relación…?

 

 

Imagen: dreamstime.com

lunes, 19 de julio de 2021

EL DEDO CREATIVO

Puedo decir que el dedo índice de mi mano derecha, es “el dedo creativo”, porque solamente con él, tecleo desde siempre; primero en la máquina de escribir y luego en una PC o cualquier artefacto que tenga teclas y sirva para escribir (llámense laptop o teléfono con pantalla “táctil”), desde que empecé en la vieja “Hermes-Baby” portátil, metálica y gris, que tenía mi padre cuando yo era chico…



Es mi modo de reconocer que NO soy dactilógrafo, porque no uso los diez dedos de las manos como cualquiera que lo sea…

Cuando empezaba como redactor publicitario en McCann, me vio escribir el gerente de la agencia y me ofreció matrícula en un curso para aprender dactilografía y me parece que ahí nació lo del “dedo creativo”, además de decirle, respetuosamente, que el curso de dactilografía se lo dieran a Lucho Piérola (que era el otro redactor que trabajaba allí), porque yo estaba bien así …

Estoy seguro que la negativa –que no le debió haber gustado mucho a Christian Hamann, el gerente- era en realidad, que a mí me daba flojera pasar por un curso que permitía escribir rápido y sin mirar las teclas. Supongo que Lucho sí aprovechó la oportunidad y yo… ¡Seguí escribiendo con un dedo y mirando las teclas…!

Con el tiempo, mi velocidad escribiendo a máquina aumentó, y “casi” me sabía de memoria las posiciones de las teclas, aunque por supuesto, cualquier dactilógrafo experto, parecería una bala a mi lado…

“Racionalizando” un poco el tema, pienso que el escribir con un solo dedo –y por consiguiente ser más lento haciéndolo- me permite pensar “un poquito más” y que las ideas se acomoden mejor; que las palabras que estoy usando, sean más precisas.

Seguramente concluirán que estas son las excusas de alguien que nunca aprendió algo útil por flojo, pero confieso que yo mismo me lo creo, porque tengo 74 años, 50 como redactor publicitario y empecé a teclear en la “Hermes-Baby”, cuando tenía siete…

 

martes, 13 de julio de 2021

CURIOSITY

El “Curiosity Rover” tiene el tamaño de un automóvil y es un vehículo robot laboratorio, enviado a Marte por la NASA, para explorar y transmitir a la Tierra sus hallazgos; es decir, que como lo indica su nombre, es un CURIOSO, que seguramente encontrará lo impensado…

 


 

Bien creativa la solución para que el ser humano, acceda, sin peligro, a los secretos del “Planeta Rojo” … Y es precisamente la CURIOSIDAD una de las principales características del creativo publicitario; muchas veces y en otros lugares, así como en el inicio del curso de Creatividad Publicitaria, que tuve el honor de dictar en diferentes Universidades e Institutos Superiores por 30 años, la he mencionado como absolutamente necesaria…

Ser curioso es algo que todos, de pequeños, somos; es la manera por la que satisfacemos esa necesidad de saber, que todo niño muestra con preguntas como “¿Y por qué, ah?...

Suele suceder, que vamos perdiendo esa curiosidad natural a medida que crecemos, por temor a preguntar y pasar por ignorantes, o por la flojera de conocer más de lo que creemos saber; también, tal vez, por no incomodar a otros o quizá porque nos sentimos satisfechos con lo que sabemos y consideramos lo demás como innecesario…

¡Craso error! Estamos dejando de aprender algo nuevo, que no sabemos cuándo podremos necesitar, sin que esto quiera decir que debemos abarcarlo todo y saberlo todo, pero si es que no preguntamos, buscamos e investigamos sobre algo que nos interesa, menos lo vamos a hacer por otras cosas y a esto último se le llama OCIOSIDAD, o lo que también podría llamarse “zona de confort”, o sea que “me siento bien como estoy y no quiero más: estoy cómodo” …

Cada nuevo cliente, cada nuevo producto, cada nuevo servicio para el que hay que crear algo, es una oportunidad de conocer y aprender, pero no se hará si no se es CURIOSO y el trabajo será mediocre o nulo…

La publicidad me ha permitido aprender muchísimo y siempre la pregunta que hice fue: “¿Por qué…?”; tal vez, gran parte de lo que ahora sé, se lo debo a la curiosidad; esa que podía hacerme parecer tonto, pero era la mejor forma de conseguir conocimiento, almacenarlo en el cerebro y usarlo profesionalmente. Mi agradecimiento más profundo a todos los que me tuvieron paciencia, contestaron a mis preguntas, me explicaron e hicieron de mí, un tipo que sabía cada día un poquito más…

Gracias también a mis alumnos, que, con sus preguntas curiosas, me obligaron a buscar respuestas, aprendiendo algo nuevo, o repasando conocimiento que estaba olvidado…

Si la experiencia, como dice el refrán, es la madre de la ciencia, la curiosidad es esa tía querida, que destapa las ollas, rebusca en la alacena y echa una miradita dentro del refrigerador…

 

Imagen: spaceplace.nasa.gov

 

 

martes, 6 de julio de 2021

“NO SÉ SI TÚ TE ACUERDAS…”

Toribio Alayza, “Toto”, mi amigo entrañable y colega, que ya se fue al “Barrio Eterno”, nos dejó el ejemplo de un creativo múltiple, porque no solamente escribía maravillosamente bien, sino que era dueño de un buen humor envidiable, tenía una memoria prodigiosa, fue autor de campañas publicitarias memorables y de frases que se siguen usando hoy (como “Pásame la Manty”, para margarina “Manty”), dirigió cientos de comerciales y según creo, fue el director creativo de más de un programa de la tele hace mucho tiempo…



Con él, ya cuando los dos no trabajábamos en la parte creativa de ninguna agencia de publicidad, nos escribíamos casi a diario, intercambiando anécdotas, recuerdos publicitarios en común y personales, empezamos a escribir una “novela”, en la que cada uno iba inventando un capítulo, teniendo como única referencia lo que antes había escrito el otro… Avanzamos hasta que yo, lo confieso, “saqué la mano” y abandoné el cometido creativo, porque sentí que las ideas se me estaban agotando… En resumen, me ganó “Toto”, que era inagotable…

Desgraciadamente, no recuerdo el tema, pero creo que era policial y divertido, así como tampoco guardo ningún registro de lo escrito, porque la tecnología y mi propia desidia me atacaron varias veces, borrando el disco duro de mis computadoras (me ha sucedido con por lo menos tres máquinas y no tuve “back up” …), con la pérdida de infinidad de registros.

Pero otro juego que nos entretenía, “chateando” (por escrito, porque “Toto” estaba totalmente sordo), era una especie de “competencia” que hacíamos, recordando eslóganes pasados y a qué productos pertenecían. Yo me “preparaba” para cada sesión de “chat”, que era acordada previamente, premunido de ejemplares antiguos de “Caretas”, algunas revistas bien vetustas argentinas (que habían sido de mi madre) y un “folder de palanca” donde tenía pegados y archivados, avisos que me habían llamado la atención…  Era francamente divertido, porque nos unían nuestro antiguo trabajo de creativos publicitarios, las ganas de entretenernos y por, sobre todo, la amistad. Era además una manera en que los dos manteníamos activo nuestro cerebro…

Ya mi amigo no está aquí, pero su recuerdo vive siempre en mí, porque ambos formamos parte de ese mundo maravilloso que es la publicidad y que tiene la característica de permanecer y alojarse en la memoria, haciendo que sintamos el agradable calorcito que proporciona un café compartido y conversado, digamos que en el “Haití” de Miraflores…

 

 

Imagen: “Toribio Alayza, Tato Gómez de la Torre, Manolo Echegaray.