Todos
tenemos como propiedad personal un archivo, que solamente puedo tildar de
maravilloso, o con algún otro adjetivo positivo y verdaderamente grande …
Se
trata de la memoria, la misma que las computadoras y la tecnología tratan de
emular, consiguiendo avances inmensos como hace unos años no podríamos
imaginar, pero especialmente en lo que se refiere a capacidad.
Nuestra
memoria, nuestro archivo, tiene una capacidad que en verdad no llegamos, creo,
a conocer … Antes se decía que “los elefantes nunca olvidan” y que, si un
hombre tiene una gran memoria, esta es “memoria de elefante” …
Es un
misterio como el cerebro almacena en la memoria, las “fichas” de ese archivo
que se va juntando y que tal vez se olvide por un tiempo, pero está ahí,
guardado y hay cierto mecanismo, que es propulsado generalmente por lo que
perciben los sentidos y que produce lo que se llama un “recuerdo”, que no sería
otra cosa que la ubicación y “desempolvamiento” de una ficha del archivo, que
muchas veces encadena otras fichas o recuerdos más …
Ahora
bien, ¿esto qué tiene que ver con la publicidad? Es sencillo y complejo a la
vez, porque la publicidad es percibida por el cerebro y aquí se pone en
actividad aquello que, por más que nos lo expliquen no llegamos a entender
bien… Son reacciones químicas y eléctricas que se producen en ese que es el
órgano más importante del ser humano: El cerebro. Se “pone en marcha” (es un
decir, porque el cerebro no descansa) y pensamos. Aquí interviene de todo y
entre mucho, la memoria, produciendo recuerdos. Esos recuerdos que afloran
cuando la publicidad “da en el blanco” y nos hacen actuar de manera determinada
…
Perdonen
si no he sido muy claro, pero quería enfatizar el uso de los recuerdos,
“dormidos” en la memoria por la publicidad, para lograr su cometido. Ahí creo
que está la clave de las historias, tan poderosas y que parecen haberse dejado
de utilizar …
A
veces parece cosa de magia y yo me siento aún después de más de cincuenta años
de publicista, como un aprendiz de mago … ¡Es que uno nunca termina de
aprender°!
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