Se le
dice así al que se siente “lo más-más”; se le llama también “la única Coca-Cola
en el desierto” o “el último huevo duro del pic-nic” …
En
publicidad y especialmente en el área creativa, nos vamos a encontrar estos
especímenes que se sienten lo máximo, se creen dueños de la verdad y se pasean
orondos, mirando a los demás mortales por sobre el hombro y sonriendo
concesivamente. A veces han ganado un premio por algún trabajo, o han sido
invitador a ser parte del jurado calificador de un festival publicitario
conocido …
Los
he visto muchas veces y entiendo que se sientan orgullosos de su trabajo o
valorados para poder juzgar, pero lo que no entiendo es por qué adquieren ese
aire de superioridad que es insufrible, ese aspecto de sabios condescendientes
que no pueden equivocarse y desprecian a los demás …
Digo
que no entiendo lo que no entiendo, porque la publicidad es cosa de muchos y no
de uno solamente. Es verdad que uno puede ser padre o madre de alguna idea que
funciona, que es repetida muchas veces y se multiplica en formatos diferentes.
Es verdad que se puede tener un éxito, pero este tiene muchos participantes que
han contribuido a que se logre …
Dejémonos
de cosas, porque la publicidad que funciona, es obra de un conjunto de personas,
que aporta, cada una, su especialidad profesional y no de un “iluminado”.
Humildad, se llama y es lo que muchas veces falta, porque los verdaderos
triunfadores son humildes y reconocen a los que participaron en ese triunfo …
Agradecer,
es una muestra de grandeza… ¡Y humildad!
Imagen: https://www.comidastipicaschilenas.com