martes, 9 de marzo de 2021

¿DÓNDE ESTÁN LAS HISTORIAS? por Manologos Mochileros de Manolo Echegaray

 


En la actualidad y desde hace algún tiempo, la pregunta es recurrente, en el caso de la publicidad y es que noto que la comunicación publicitaria, salvo raras excepciones, se ha vuelto un poco “chata”, sosa, sencillota… Como que no tiene gracia, no es atractiva.

 

 

Muchas veces dice las cosas “de frente”, sin que parezca importar que falte esa “magia” que hace al espectador prestar atención; es verdad que el anuncio de un precio bajo atraerá, pero es solamente eso: un precio bajo. Algo que resulta conveniente y se toma como tal, pero la comunicación, si bien puede ser efectiva, breve y directa, adolece de eso que se llama “creatividad” … Una palabra traída y llevada, aplicada siempre que hay algo novedoso y que resulta un poco gaseosa…

 

 

Yo quisiera cambiar aquí, por un momento, la palabra “creatividad” por “magia” … Eso que anda faltando en la comunicación publicitaria y que, francamente, se echa de menos.

 

 

Seguramente dirán que, como creativo publicitario viejo, o viejo creativo publicitario, estoy viendo visiones o soñando, “respirando por la herida” al percibir que las cosas se hacen de manera distinta porque los tiempos han cambiado y que añoro “mis épocas” …

 

Tienen razón en lo primero, porque, junto con cada vez menos, soy una especie de “dinosaurio” de la publicidad, no por el tamaño, sino por la antigüedad y en lo segundo también, porque extraño participar directamente en eso que digo siempre, fue la mayor aventura de mi vida, que es ser un creativo publicitario…

 

 

Pero no “respiro por la herida”, porque hice lo mío lo mejor que pude, y estoy más que satisfecho de haber sido parte de lo que, repito, fue el “safari” más emocionante de mi vida, uno que ha durado cincuenta años… ¡Medio siglo!

 

 

Tal vez por eso extraño la “magia”, la creatividad, que buscábamos estuviera presente en cada pieza publicitaria para que quien la viera, soñara… Y es que la publicidad, tal como yo la entiendo, tiene que proporcionar sueños, lograr que el espectador se transporte y, sin mentir, ofrecerle no un champú, sino la sensación de un cabello limpio y no el sabor a vainilla de un postre, sino el cariño de su madre al prepararlo…

 

 

Creo que están faltando historias, esas historias sencillas pero que llegaban al alma, y que eran muchísimo más que un precio bajo o que una oferta “dos por uno” …

 

Tal vez, como “dinosaurio” no entiendo, pero si algo creo que diferenciará siempre al ser humano de los demás animales y de las máquinas, es su capacidad para soñar y siento que la publicidad no lo está tomando en cuenta ahora, tal vez porque todo es inmediato, veloz, instantáneo, casi irreflexivo y el soñar requiere un poco de tiempo…

 


A veces pienso, al ver algo de publicidad, que yo hubiera hecho las cosas de otra manera y les aseguro que hay varios que piensan lo mismo y lo peor, es que pueden decir cómo.


MANOLOGOS MOCHILEROS de MANOLO ECHEGARAY

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