Cuando
empecé en esto de la publicidad, el escritorio que me asignaron en McCann, tenía
dentro un secreto que, lo confieso, me asombró y fascinó… Me enseñaron que
empujando un asa metálica que estaba al borde de lo que evidentemente era la
superficie plana “de arriba, esta se daba vuelta y aparecía una máquina de
escribir, mecánica, marca “Royal”, como por arte de magia. La máquina, claro,
estaba atornillada a la cara interna de la superficie de madera, para que no se
cayese al hacer el movimiento inverso, que volvía a “convertir” el mueble, en
un escritorio con la superficie libre para escribir a mano, poner papeles,
libros, etc.
Cuento
esto, porque para mí fue la primera vez que veía lo que tal vez era bastante
común, porque le llamaban “escritorio de periodista”, aunque para ser sincero,
en mis muchas visitas a periódicos en esa época, nunca vi uno así de “mágico” …
Mi
primera máquina de escribir o “teclado”, en esta profesión, fue pues una
máquina mecánica y metálica, pintada de un color marrón clarito. Era,
evidentemente, la “herencia” del redactor anterior y no estaba nueva (lo último
que hubiera podido pedir alguien a quien la daban la “oportunidad” de ser
redactor y un mes de plazo para “demostrar” que servía, era una máquina de
escribir nueva), pero esa fue mi primera “arma” en esta profesión (porque
aprobaron que me quedara en el puesto), que “cargaba” con hojas de papel
“bulky”, que llegaba al departamento de medios como “Informes de Competencia”
(listado de toda la programación de los dos o tres canales de TV, con la
aparición de las “tandas comerciales”, su contenido y duración, impresas a
mimeógrafo) y que utilizaría como papel para escribir, empleando el revés de
las hojas (el que no estaba impreso).
Cuento
todo esto con detalle, porque era un mundo el que descubría, asumiendo una
responsabilidad de la que no me di cuenta hasta después, porque en ese momento
no se me ocurrió pensar que mis palabras se convertirían en avisos, que serían
vistos y leídos por miles de personas y que tal vez influyeran en sus
decisiones y/o preferencias…
El de
una “Royal” fue mi primer “teclado” profesional y cambié al tiempo de agencia,
pero mi “arma” fue nuevamente una máquina de escribir mecánica, lo mismo que en
las varias agencias publicitarias en las que fui recalando después, hasta que
ya en “Mayo FCB”, tuve el primer cambio de “arma”, de una mecánica, a una
automática, porque empecé a usar la computadora…
Debo
decir, en honor a la verdad, que en mi casa también fueron mecánicas mis
máquinas de escribir, hasta que justo, en esa época (y maravillado por las
posibilidades de “la compu”), un préstamo que me hizo la oficina, me permitió
comprar una personal para casa….
No
voy a extenderme mucho más, sino que quería que corroboraran que soy uno de
esos dinosaurios de la edad analógica, que pasó a la era digital y que ha
vivido una evolución que amplió el mundo, convirtiéndolo en un pañuelo; todo,
hay que decirlo en mi caso, caminando por la senda de la publicidad.
Imagen: Internet
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