Es indispensable para el creativo publicitario creer en lo que está diciendo; aquí no sabe “guardar distancia”, creer “a medias” o simplemente no creer, porque se estaría mintiendo y lo que es más grave, dando forma a una mentira que se va a esparcir, con el poder que todos sabemos, la publicidad tiene en materia de difusión…
El
creativo publicitario no solamente estará mintiendo y esparciendo su mentira,
sino que estará convenciendo a una audiencia enorme; esto, por supuesto, no
preocupa a los que yo llamo propagandistas del “tónico curalotodo” o “vendedores
de sebo de culebra” y que, en realidad, lo que son es delincuentes
disfrazados…
Y
dentro de la delincuencia, también tienen un nombre, y este es el de sicarios,
porque alquilan su arma, que en este caso es la creatividad, para un fin que
saben no es lícito…
Nadie
debería decir lo que no cree, difundirlo, sabiendo que no es verdad, que está
engañando, e irse a dormir tranquilo, como si nada hubiera pasado…
Repito:
eso no es ser creativo publicitario sino delincuente. Un sicario, por más
señas.
Imagen: www.hola.com
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