martes, 14 de septiembre de 2021

ENSEÑAR… ¿LOS DIENTES?

 

A veces se piensa que el profesor es “buena gente”, sonríe mucho y de pronto, a la hora del examen resulta ser “un maldito desconsiderado” uno que sí, sonríe, pero la sonrisa es malévola y seguro que se frota las manos …

Sucede que el examen es “bien difícil” y no concuerda para nada con la imagen de “patita bonachón” del profe, el que se ríe con las bromas de los estudiantes y las festeja …

El profe “amigo” se convierte en una especie de verdugo traicionero, que con cinco preguntas va a ajusticiar a la clase entera …

Seguro que estará gozando”, piensa la mayoría, esa mayoría que no se da cuenta de que el profesor puede ser buena persona, pero que su misión es enseñar y si de paso hace amigos, mejor que mejor …

Se suele confundir la amistad con la permisividad y claro, cuando llega “la hora de los loros”, las sonrisas estudiantiles se transforman en crujir de dientes, murmullos de desaprobación y miradas de odio …

Desde entonces, la percepción cambia, las notas confirman ese cambio y después de la amable “charla post notas” del profesor (ya no el “profe”) en el aula, la mayoría se hace, a regañadientes, el firme propósito de estudiar, salvo claro, los dos o tres a los que les decían “chancones” y que sabían que a la universidad se va a hacer amigos, claro, pero que el principal quehacer, es estudiar …

 

 Manolo Echegaray

Imagen: https://es.dreamstime.com


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