Hay
una anécdota que hace referencia al título de este pequeño artículo y que se
atribuye a Napoleón Bonaparte:
Dicen
que mientras el pequeño corso, que fue emperador, era ayudado por su asistente
a vestirse, le dijo: “Vísteme despacio
que tengo prisa” …
Esto
nos dice, creo, que hay que hacer las cosas sin “corre-corre”, porque lo que se necesita es hacerlas bien y para
ello debemos tomarnos el tiempo necesario; no se trata de aprovechase y
remolonear, sino de no “correr”,
porque muchas veces la velocidad atenta contra la calidad.
Esto,
por favor, no es una excusa para la lentitud, sino que hay que tomar el tiempo
que toma, hacer lo que hagamos… ¡Bien!
En el
caso específico de la creación en publicidad, por más “entrenamiento” que se
tenga, esta, necesita de tiempo para producir resultados que sean lo que se
busca. Eso de “apúrate” no va con algo como la creación que requiere de un
estado de “reposo”, que contiene el
proceso de un pensamiento, que puede parecer sencillo, pero es complejo…
Esto,
generalmente es acicateado por la urgencia, pero es fatal cuando ella está en
primer lugar, porque lo que suele sufrir es la creación.
Volviendo
a la anécdota inicial, nada se gana con vestirse rápidamente, si la velocidad
hace que no abotonemos todos los botones, olvidemos alguna prenda importante y
el resultado sea algo que hay que deshacer y volver a hacer…
No
ganamos nada, antes bien, perdemos, con creatividad hecha “a las apuradas” y eso es fatal para la publicidad.
El
vino gana en sabor y calidad cuando se añeja, es decir cuando una vez
preparado, se le deja reposar. La fruta va “madurando”
y cuando se quiere hacer madurar rápidamente una palta, por ejemplo, dicen que
se la entierra en guano. El sabor se comenta, si no es bueno: “parece madurada en guano” …
El
buen resultado de la publicidad, es muy importante para “madurarla en guano”.
Imagen: diariocorreo.pe
¡Mil gracias por publicar...! :) :) :)
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