lunes, 8 de agosto de 2022

La frase

 

En publicidad, por su exponencial exposición repetitiva (y a veces un mucho de suerte), una frase se puede volver famosa, convertirse en algo que se reconozca de inmediato y perdure.

 


Frases como “Pásame la Manty” o “Estoy comiendo mi pan con Regia”, “¿Yo…? ¡Nescafé!”, “Mejor mejora Mejoral”, “El casado casa quiere y muebles Costa prefiere”, “Dolores se va con Geniol”, “¿Y ahora qué te tomas tú…? ¡Lo de siempre, Té Sabú!”, “Tarde o temprano, su radio será un Philips”, “Es mejor tener un seguro y no necesitarlo, que necesitar un seguro y no tenerlo. Se lo recuerda la Compañía Italo-Peruana de Seguros Generales”, “Glostora, el fijador de la juventud triunfadora” y tantas otras, viven en el recuerdo, revoloteando por la memoria y convirtiéndose a veces en “frases hechas” que se vuelven de uso general y diario …

 

La mención de la marca como integrante indisoluble de la frase, hace que la “fama” le llegue a la marca porque es parte de algo feliz, ingenioso o divertido y allí van, juntos, por el camino de las repeticiones, que trabaja “fijando” a la marca en la mente del consumidor …

 

A lo largo de mis más de cincuenta años de creativo publicitario, me ha tocado idear innumerables frases y eslóganes, pero de uno de ellos escribiré más adelante, porque me siento orgulloso que haya gente que todavía recuerde una frasecita, que se puso de moda hace más de treinta años y tuve la suerte de “idear” …

 

Imagen: https://www.psicoactiva.com

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