En el
tiempo de la antigua Roma, los que pasaban por ciertos lugares estratégicos,
podían ver unas “tablas de avisos”, que no eran otra cosa que espacios donde se
mezclaban los anuncios políticos, los edictos, mensajes generales y por
supuesto, comunicación publicitaria …
Comunicarse
ha sido una necesidad del ser humano desde siempre, pero volvamos a las “tablas
de avisos” de la Roma antigua, donde figuraban comunicados oficiales, ofertas
de mercadería, anuncios importantes, mensajes (no tan) privados, por supuesto,
avisos publicitarios y mucho más, todo lo que parece haber sido un antepasado
de los diarios, de los medios “masivos” de comunicación y de las redes sociales
…
Redes
sociales que hoy presentan para la publicidad un verdadero desafío, porque un
aviso es como alguien que, en medio de un mar agitado, lucha por sacar la
cabeza del agua, no ahogarse, atraer la atención y ser notado … Es en ese
maremágnum proceloso de aguas encrespadas y violentas que se encuentra el aviso
publicitario, librado a su suerte, intentando que lo vean y “haciendo
adiositos”, para finalmente convencer a quienes se hayan fijado en él. Compite
con otros avisos, con noticias interesantes y de las otras, con “fakes”, con
cháchara insustancial, con mensajes (no tan) privados, con una miríada de
comunicaciones de todo tipo que pugna por destacar, usando mil argucias entre
titulares e imágenes …
¡Menuda
tarea la que debe, hoy, enfrentar un publicitario, dentro de lo que ayer guardó
un cierto orden y ahora es un desbarajuste, un “todos contra todos” donde
pareciera que, en cuestión de reglas, vale todo …!
Ha
cambiado todo, absolutamente todo: Hay menos tiempo, más velocidad, casi no se
lee, se “mira” de reojo y el interés se diluye inmediatamente, en medio de los
saltos de uno a otro lado … Solamente hay algo que permanece y no cambia,
aunque sucede más rápido: el CAMBIO. Bueno, también parece estar la necesidad
de comunicarse que tiene el ser humano, pero esto a nadie parece importarle … A
los seres humanos, digo.
Imagen: https://colorear.gratis
*Parte de la canción italiana “Los días del arco iris”
– “Le giorni dell’arcobaleno”, que cantaba Nicola Di Bari.
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